martes, 18 de junio de 2013

En manos de un otro

Mientras estoy en el bondi, me planteo ¿cuanto tiempo de nuestras vidas pasamos en manos de otros?
Me apuro en salir de casa, camino rápido al subte o la parada de colectivos, pero apenas me subo, ya nada de lo que suceda depende de mi, estoy en manos de alguien que no conozco, sin embargo de alguna manera le pago para ponerme a su voluntad. 

En la ciudad ¿cuantas horas al día pasamos en manos de otro? Es interesante pensar en esa fe ciega por un desconocido ¿por qué al tipo no se le ocurre apretar el acelerador y reventarnos a todos contra un muro? ¿O al del subte acelerar hasta descarrilarse? ¿Qué nos lleva a confiar horas al día en el otro? ¿Es lo mismo que confiar en el tipo parado en la luz roja mientras cruzo la calle?
Parece que como sea, el humano desea creer en el otro, ese otro que también puedo ser yo. Por más que digamos que son todos simios enajenados.

jueves, 13 de junio de 2013

Que no se te olvide acordarte

Tratar de no olvidar eso que debes recordar no olvidar, aunque de vez en cuando y más en cuando que en vez, olvides recordarte tengo que tratar de recordarlo antes de olvidarme de mi.    


(Este post era del 20 de abril y había quedado perdido en mi IPhobre)

El problema de ser bueno para cosas inútiles.

Nunca aprendí a tocar un instrumento musical, en días como hoy desearía irme a tocar una trompeta por las calles cual Miles Davis, o una armónica y sentir que la lluvia cae sobre mi y pronto moriré tísico a la salida de algún bar amigo o enemigo. 
No puedo pintar, ni dibujar nada, mis intentos de personas sufren todo tipo de deformidades monstruosas, lordosis o escoliosis son sólo un síntoma en ellos, por no mencionar, que de ser armados con no más de seis líneas y el ancho del lápiz, si es que eso es un goce.
Tengo la peor grafía del mundo por suerte existen masivamente los teclados, pero eso no me exime de juntar las letras y palabras en cualquier orden inconexo y no deseado para los estándares de un Nobel o a lo menos de un texto dramaturgico montable.
Mi único gran don es ser consciente y darme cuenta de todas esta limitaciones ¿pero quien carajo me paga por eso? y si me llegan a citar para pagarme, probablemente llegue tarde, discuta y me vaya sin cobrar, o simplemente piense que lo estoy estafando.
En días como hoy, deseo ir a comer a un MacDonalds o un Burguer King, cualquier lugar masivo y numeral, con sonrisas y todo plástico (¿aún dan esos cubiertos que se doblan y quedan los dientes del tenedor incrustados en el pollo? [en el caso de KFC]). Esos lugares donde todos gozan, donde la infancia es linda y el poder adquisitivo es un poder noble y alegre, sin culpa de laburar en lo que no te guste, o quizás si, si les gusta, y gozan la carne procesada (si es que tiene carne) o la ensalada 500 veces más cara de su precio real con su Coca o Pepsi light con sabor a aspartame. Tal vez gozan las luces blancas y los sillones de colores con sus bandejitas sobre la mesa. Mierda como goza ese gordo de la mesa de enfrente, morirá de un ataque o de colesterol o ambos, pero como goza, puto gordo, lo envidio. Quiero ser millonario, boludo y gordo gozador de pelotudeces. Quiero cobrarle a alguien por eso. 

(Para enviar el texto huí a la Tienda de café, con un libro, asumo que esto si lo gozo, además un café en jarrito me sale 12 mangos)

Lugares en movimiento

(Post viejo encontrado en mi cel, pensé que no existía borrador en esta cosa)

Al parecer tengo la manía de querer escribir o llamar gente ya sea cuando estoy en la ducha o en transportes públicos, ni bien llego a algún lugar donde se puede escribir, ya no tengo ganas. La cantidad de ideas que he tenido en la ducha, el bondi, el subte o la bici, es enorme, tan sólo si pudiese retenerlas por más de 10 minutos.
Es más este post era de una idea que tuve, pero ya no la recuerdo.