martes, 18 de junio de 2013

En manos de un otro

Mientras estoy en el bondi, me planteo ¿cuanto tiempo de nuestras vidas pasamos en manos de otros?
Me apuro en salir de casa, camino rápido al subte o la parada de colectivos, pero apenas me subo, ya nada de lo que suceda depende de mi, estoy en manos de alguien que no conozco, sin embargo de alguna manera le pago para ponerme a su voluntad. 

En la ciudad ¿cuantas horas al día pasamos en manos de otro? Es interesante pensar en esa fe ciega por un desconocido ¿por qué al tipo no se le ocurre apretar el acelerador y reventarnos a todos contra un muro? ¿O al del subte acelerar hasta descarrilarse? ¿Qué nos lleva a confiar horas al día en el otro? ¿Es lo mismo que confiar en el tipo parado en la luz roja mientras cruzo la calle?
Parece que como sea, el humano desea creer en el otro, ese otro que también puedo ser yo. Por más que digamos que son todos simios enajenados.

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